Haciendo Memoria: ‘Jo estimo Barcelona, per això no l’embruto’

Tras las primeras elecciones democráticas municipales después del franquismo, el 19 de abril de 1979, es nombrado alcalde de Barcelona Narcís Serra. La ciudad está muy sucia, y el 7 de octubre de 1980 se pone en marcha una campaña de limpieza, cuya primera fase de concienciación y sensibilización se inicia bajo el lema “Per una ciutat més habitable”.

La campaña se populariza con el nombre “Jo estimo Barcelona, per això no l’embruto”.

Para su gestión se crea una Comisaría de limpieza del Ayuntamiento adscrita a la Tenencia de Alcaldía de Organización y Reforma Administrativa de Pasqual Maragall. El Comisario, conocido popularmente como Comisario Escoba es el Sr. Ferran Ferrer Viana, jefe de la oficina técnica de Protección Ciudadana. El Jefe de Operaciones es el Sr. Félix Pérez, y el Director de Publicidad el Sr. Joan Ramon Mainat.

La primera campaña, es lanzada por medio de carteles colocados por toda la ciudad y comunicados de prensa, radio y TV bajo el título “Jo estimo Barcelona, per això no l’embruto” (Yo amo a Barcelona, por eso no la ensucio) que incorpora en el logotipo el corazón de Milton Glasser “I love New York”.

Para poder mejorar los servicios de limpieza y estimular la participación ciudadana se crea el «Telèfon Blanc» 315 15 15, de denuncia e información. Nada más en la primera semana son atendidas un total de 1.000 llamadas. En el terreno de la formación, la campaña se dirige a las escuelas y colegios con la distribución de “Fitxes de treball” y una Auca infantil, cómic dirigido a los niños para concienciar acerca del cuidado de su ciudad. Participan 72.000 niños sobre un total de 290.000. El alcalde emite 500.000 ejemplares de un bando que es distribuido por los domicilios de toda la ciudad incluyendo información sobre la Ordenanza de Limpieza y el eslogan “Es más limpio el que no ensucia”.

Se movilizan voluntarios gratuitos para acciones de limpieza y a entidades comerciales para su divulgación. Para su difusión la campaña se apoya inicialmente en un cortometraje, de algo más de 13 minutos, en colaboración con el Institut del Cinema en Català realizado por Joan Úbeda y Álvarez Julián, en el que se trata la problemática de las basuras y las medidas necesarias para mantener limpia la ciudad. A fin de conocer las necesidades de la ciudad se realizan 60.000 encuestas.

Mary Santpere, junto a Núria Feliu y Enric Majó, participa en la campaña municipal ‘operación limpieza’, en noviembre de 1980, en el mosaico de Miró de la Rambla
KIKE PÉREZ DE ROZAS (EFE)

En paralelo se adquiere nuevo material de limpieza: 7 camiones recogida basuras, 17 camiones aspiradores, 44 máquinas de riego, con la anécdota que el mismo alcalde es regado en el acto de su presentación. Se contratan 55 nuevos empleados permanentes en FOCSA y 200 eventuales del Fondo de Empleo Comunitario. Posteriormente, en el marco de la campaña publicitaria “Barcelona més bonica”, se consigue la colaboración gratuita de La Trinca con su canción «Què bonica ets Barcelona!».

Por esta canción se le dieron a La Trinca las primeras condecoraciones en forma de “escombretes d’or” (escobas de oro). A cambio, Toni Cruz le dio al alcalde una escoba de barrer la calle…

La Campaña de Limpieza no se limita poner en marcha una campaña publicitaria dirigida a difundir mensajes en torno a una Barcelona limpia con el objetivo de mentalizar a los ciudadanos de la importancia de no ensuciar. La campaña va más allá y al lado de acertados eslóganes, como: “Bossa ben lligada, feina estalviada” (Bolsa bien atada, trabajo ahorrado), ”Si tu perro lo ha de hacer tú lo has de recoger”, se crea un organismo específico de gestión en el que un personal específico, bajo el directo liderazgo del Alcalde, se encarga de gestionar las denuncias ciudadanas hasta la resolución de los problemas detectados, ya sea directamente por los servicios municipales afectados o mediante el acuerdo público privado o el voluntariado a través de soluciones originales. En el transcurso de la Campaña, este planteamiento origina roces con los servicios afectados, que no siempre atienden las deficiencias observadas.

Una buena parte de la ciudadanía se compromete con los objetivos de la campaña y acepta las anunciadas sanciones en caso de incumplimiento a cambio de la mejora de los servicios municipales de limpieza. Ello afecta principalmente a la contratista de la limpieza en aquellos momentos, que se ve sometida a una fuerte presión por parte del propio Ayuntamiento a través de la Campaña y los medios de comunicación.

Un modelo de éxito que pocos años después se reproducirá con la campaña «Barcelona posa’t guapa».